viernes, 23 de noviembre de 2012

De a poco Paloma (cuento)


Busqué un personaje interesante en cada intersticio de mi cabeza, sin embargo en todos lados apareció Paloma con su cámara de fotos. El sonidito implacable y mecánico que se repetía sin parar  tanto como la imagen del diafragma que se abría y se cerraba me resultaron insoportables.

Por ello este cuento se ve interrumpido y se transforma en algo más.

. ¿A qué le sacás tantas fotos?

. Al mundo, es tan hermoso...

. ¿Pero acaso no podés recordar?

. Ah, soy tu personaje, ése en el que no creés, está bien... Saco fotos como todo el mundo, no soy ni peor ni mejor.

Paloma le sigue sacando fotos al mar y a su espalda, su cámara apenas si se mueve. Decido sentarme en la arena atrofiada por su ir y venir. Cerca de ella

. Paloma-

. No me quiero llamar Paloma.

. Pero te vas a llamar Paloma, por lo menos hasta que me convenzas de algo. Y alejame la cámara, en serio.

. ¿De algo? ¿Por qué te molesta que saque fotos? Además podrías escribir algo lindo. Mirá, somos nosotros dos en la inmensidad de la playa, las palmeras sonríen discretas con la brisa, las sombras reptan azuladas entre el mar o entre la espuma, el calor suena como música árabe cayendo en la arena. ¡Es todo tan bonito!

. A eso le sacás fotos, ya veo. Me parece mejor como lo contás, deben de haber cientos de fotos que no se diferencian unas con otras, y presumo que ninguna de ellas describe tan bien la escena como las palabras que te acabo de dar.

. Eso se llama envidia.

. No me malinterpretes, pero en cuanto te vi tuve la impresión de que sacás fotos para no tener que esforzarte en recordar, además de que después podés administrar esos recuerdos eliminables desafiando a la memoria, que por no poder medirse en volumen defiende su espacio inmaterial como le place, y vos la forzás viendo esas fotos tantas veces como te es posible.

. ¿Tanta historia por venir a la playa a sacar fotos?

. De eso se trata. Tan poca historia tal vez.

. ¿Qué tenés en contra de guardar recuerdos?

. Los recuerdos no se pueden guardar, nunca me gustó que no se aclare; lo que guardás es un instante. Por ejemplo, por más que te esfuerces de acá a un año no vas a poder saber lo que envolvió a la foto, los motivos, el antes, los olores, el después. Aunque si obviamos el tema de diferenciarlos, eso que se guarda, cómo sea que se llame, decide por nosotros si se queda o no.

. Las fotos son lindas, ¿no te alcanza con que algo pueda ser lindo?

. El problema es que no sos poética. Si me la relatases dentro de, digamos diez días, toda esta aventura fotográfica en la playa resultaría más conmovedora. ¿Tenés o no tenés varias fotos casi iguales? ¿Acaso después no vas a elegir hasta dar con las adecuadas, las hipotéticamente perfectas y a eliminar el resto?

. Qué complicado te ponés. A ver, relatame vos un poco sobre los recuerdos, esos que no se adminstran, la memoria con volumen y el después.

. No dije eso, dije “la imposibilidad de medir la memoria con un volumen de almacenamiento”

. Si releés tampoco dijiste eso, estás haciendo lo mismo que yo con las fotos, elegís las cosas que querés decir y las vas moldeando, ¿o no?

. Nosotros estamos conversando, ¿qué tiene que ver con las fotos?

. No, vos estás escribiendo, y lo aclaro con los riesgos de seguir desvirtuándome como personaje.

. Me sacás del clima Paloma.

. Bueno, contame...

. Pensaba que los recuerdos a veces son lo que dejó un amor perdido o roto.

. Pero los recuerdos son cotidianos, constantes. Vos te estás refiriendo a una clase de recuerdo muy especial, ¿qué se te perdió o qué se te rompió?

. A mí muchas cosas, pero no me hagas hablar de mí, eso no se hace en medio de un relato. Además yo me refería a un personaje en particular que quiere recordar a su padrastro, que quiere apretar el amor, es decir palpar en esos recuerdos el sentir y no el pensar. Sería como si viese una aguja pinchar su dedo, pero sin sentir nada.

. Eso tampoco se hace autor, traer al padrastro de un personaje en medio de un relato.

. De alguna manera me dijiste que teníamos que hablar de eso, no sé si mostrándome tus fotos y teniendo en la memoria de la cámara una foto de él. Además es la primera, y que además es la foto de una foto, ya que lo dice claramente el reflejo del papel en el visor.

. Ahora sos vos el que arruina tu historia, el útlimo párrafo es menos poético que cualquier motivo que me lleve a sacar fotos.

. El amor no debería ponerse viejo Paloma. Sentarse en un banco de la plaza a convertirse en nostalgia racional, mirar atardeceres sin dilucidar el momento en que pasa de amarillo a naranja.

. Pero es inevitable, es el tiempo el que hace que eso pase, ¿por qué miraste al mar como si él tuviese la culpa? 

. ¿Vos mirás el mar o el océano Paloma?

. Yo miro el mar.

. El amor viejo mira el océano.

. ¿Y eso del atardecer? ¿Cómo miraría el amor joven el atardecer? Explicame eso de naranja o de amarillo.

. El amor joven tendría paciencia, captaría el olor que van soltando las pizzerías que rodean la plaza, escucharía el cielo hacerse negro, acechando al sol que se va desmoronando en la línea agónica del mar.

. ¿Y el viejo?

. Se daría vuelta dejando al mundo anaranjado haciendo puchero justo cuando abandona el amarillo; porque ese amor siente culpa, sabe que se va haciendo nostalgia y sufre, todo lo que nosotros vamos dejando de sentir lo siente él, carga con ese dolor que de a poco nos abandona.

Paloma saca un papel doblado y redoblado, deja que la cámara descanse en su cuello y me lo acerca a la mano, la pregunta que me está por hacer llena de estertor el aire.

. ¿Sería algo así?

“Estoy absorta, el amor no debería ponerse viejo.

Lo veo allí sentado en la plaza, con las venas (casi manos) sobre los muslos, contemplando el océano en vez del mar; con los ojos secos resquebrajados por el tiempo.

Ahí está, sin esa sensibilidad insólita. Quizás sí sea posible y ahora son recuerdos los que contemplo, y lo hago con la entonación sensorial un tanto confundida por la sorpresa, como la explicación de una película en la cual el personaje sí muere al principio y es o no es evidente, dependiendo de cuánto se analice.

Y se suele creer que desde este punto llega la calma como una sábana matemática estampada con problemas resueltos. La razón nos relata cronológicamente esos momentos despojándolos de vida, la cual en ese plano parece de juguete. Todo tan prolijo y rectángulo. Porque es terrible pero quizás sea cierto. ¿El tiempo erosiona un amor perdido y lo hace música de fondo?

Pero hay amenazas, el amor se aburre en pleno atardecer, increíblemente se da vuelta, dejando al mundo anaranjado haciendo puchero. Nos mira con ganas de murmurar que se ha ido convirtiendo en recuerdo contra su voluntad, casi que nos pide perdón; irónico, porque a pesar de haberse hecho nostalgia no olvida y pareciera que lo consume la culpa. Así se pone de pie con las manos buscando los bolsillos y anda de banco en banco espiándonos por el rabillo de la noche inevitable.

Y me acerco con una vela que hace bailar nuestras sombras al ritmo de la brisa, lo hago con claras intenciones de interrogar a esa quimera mezcla amorfa de Jeckyll y de Hyde, que parece indeciso por quién se hará dueño de la mitad pensante.

Pero noto que soy yo con dos sombras, con la plaza toda enorme, el mar que ennegrece, el tiempo vomitando tiempo. Así manoteo un aire lento y ausente en pos de recuerdos que se esconden en la mismísima escena del crimen, los encuentro agazapados entre el puesto de helados encadenado al poste y el cantero central. Los recuerdos le tapan la boca al amor, un rehén con la cabeza floja apoyada en el hombro de algún recuerdo en particular que todavía lo cree una amenaza.

Me siento ante los diferentes silencios de la noche y les señalo el mar con la boca, a todos ellos, con la única intención de no pasar por intrusa. Los tres nos quedamos mirando la oscuridad procurando adivinarla, repirando al compás. “Te estás haciendo vieja”, dicen los recuerdos aún tapando la inofensiva boca del amor. Y echamos a reir confundidos, cómplices, intentando no hacer demasiado ruido para sobrevivir mejor.”

. ¿Vos escribiste eso Paloma?

. Dejá de arruinar tu historia. Yo también opino como vos y aunque no lo creas lo escribimos juntos, sé que no sabías por qué lo hiciste en femenino y que te resultaba insuficiente, pero ahí está, en medio de nuestra charla de las fotos, ¿qué te parece?

. Que está colgado en medio de algo que no le corresponde, eso me parece.

. ¿Por eso me preguntaste si lo escribí yo? ¿Te estabas saboteando a propósito?

. Yo quiero hablar de por qué necesitás sacar fotos para recordar.

. Yo necesito sacar fotos como vos necesitás escribir.

. Yo no escribo varias veces lo mismo y después descarto lo que no me gusta.

. ¡Bueno basta! Vos pegás prosas en tus historias nuevas.

. ¿Me dejás ver las fotos?

. Sólo si admitís que borraste “Puede que tengas razón”.

. Bueno, ahora dame la cámara.

No quiero que esto se reconvierta en cuento pero estoy ahora viendo las fotos de Paloma mientras ella mira el mar enfrascada en lo que yo voy pensando sobre ellas, disimulando la calma entre arena que se desvanece de mano en mano.

. Mentira, me da lo mismo lo que pienses, y no disimulo ninguna calma, en todo caso sería disimular los nervios. Aunque la imagen de “disimular la calma” recae de cierta forma en el “disimular”...

Se dio vuelta bruscamente para decirme aquello último, con el enojo pintarrajeado en viento y en pelos como serpientes epilécticas y brillantes; después respiró de a poco mientras cavilaba entre la “calma o los nervios”.

. Están lindas las fotos, era un chiste literario.

. No fue gracioso ¿“Están lindas las fotos”? Qué feo suena eso autor...

Debo narrar que me robó una inmensa sonrisa, tal vez porque en esta pausa me veo las piernas cruzadas con gran esfuerzo y me entibio entero. La observo y la reconozco sin saber quién es, pero el verbo tiene que ser “reconocer” porque viene de muy adentro, de ahí donde no importan los “dónde” ni los “cuándo”.

. Gracias por asumir esa historia con tu padrastro, la verdad que no sabía de quién era, creo que era por eso que te estaba buscando y no por todo el tema de las fotos, aunque admito que es entretenido navegar entre las fotos, los amores y los recuerdos.

. A veces extraño que me duela, quizás porque en esos momentos las imágenes sensoriales están más vivas, pero por otro lado no debería ser así, la música de fondo nos permite respirar tranquilos. Las pérdidas son así autor.

. Las pérdidas son así...

. ¿En el fondo te gustan las fotos? ¿O no? Me refiero a las fotos en general.

. Si, lo que me confunde son los motivos, fuera de lo artístico.

. ¿Te puedo preguntar una cosa?

. Podés elegir tu nombre si querés.

. Evasivo, quizás para la próxima vez... Paloma, siempre supimos que me iba a llamar Paloma.

Nos despedimos con un abrazo que duró algo más que seis recuerdos, ella me preguntó eso que quería, empalagando mi oreja, yo le respondí llorando en la suya. Los amores viejos seguirán asumiendo los dolores que se lleva el tiempo como un colador letal e inevitable, Paloma sacará más fotos para después eliminar las que no le gusten, deteniéndose otra vez en la que tiene junto a su padrastro, desafiando la realidad. Yo termino esta historia encantado por su aparición en los intersticios de mi cabeza; con estas palabras rebuscadas que ensucian la delicada simpleza de recordar.

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