Busqué un personaje interesante en
cada intersticio de mi cabeza, sin embargo en todos lados apareció
Paloma con su cámara de fotos. El sonidito implacable y mecánico
que se repetía sin parar tanto como la imagen del diafragma que se
abría y se cerraba me resultaron insoportables.
Por ello este cuento se ve
interrumpido y se transforma en algo más.
. ¿A qué le sacás tantas fotos?
. Al mundo, es tan hermoso...
. ¿Pero acaso no podés recordar?
. Ah, soy tu personaje, ése en el que
no creés, está bien... Saco fotos como todo el mundo, no soy ni
peor ni mejor.
Paloma le sigue sacando fotos al mar y
a su espalda, su cámara apenas si se mueve. Decido sentarme en la arena atrofiada por su ir y venir. Cerca de ella
. Paloma-
. No me quiero llamar Paloma.
. Pero te vas a llamar Paloma, por lo
menos hasta que me convenzas de algo. Y alejame la cámara, en serio.
. ¿De algo? ¿Por qué te molesta que
saque fotos? Además podrías escribir algo lindo. Mirá, somos
nosotros dos en la inmensidad de la playa, las palmeras sonríen
discretas con la brisa, las sombras reptan azuladas entre el mar o
entre la espuma, el calor suena como música árabe cayendo en la
arena. ¡Es todo tan bonito!
. A eso le sacás fotos, ya veo. Me
parece mejor como lo contás, deben de haber cientos de fotos que no
se diferencian unas con otras, y presumo que ninguna de ellas
describe tan bien la escena como las palabras que te acabo de dar.
. Eso se llama envidia.
. No me malinterpretes, pero en cuanto te vi tuve la impresión de que sacás fotos para no tener
que esforzarte en recordar, además de que después podés
administrar esos recuerdos eliminables desafiando a la memoria, que
por no poder medirse en volumen defiende su espacio inmaterial como
le place, y vos la forzás viendo esas fotos tantas veces como te es
posible.
. ¿Tanta historia por venir a la playa
a sacar fotos?
. De eso se trata. Tan poca historia
tal vez.
. ¿Qué tenés en contra de guardar
recuerdos?
. Los recuerdos no se pueden guardar,
nunca me gustó que no se aclare; lo que guardás es un instante. Por
ejemplo, por más que te esfuerces de acá a un año no vas a poder
saber lo que envolvió a la foto, los motivos, el antes, los olores,
el después. Aunque si obviamos el tema de diferenciarlos, eso que se
guarda, cómo sea que se llame, decide por nosotros si se queda o no.
. Las fotos son lindas, ¿no te alcanza
con que algo pueda ser lindo?
. El problema es que no sos poética.
Si me la relatases dentro de, digamos diez días, toda esta aventura
fotográfica en la playa resultaría más conmovedora. ¿Tenés o no
tenés varias fotos casi iguales? ¿Acaso después no vas a elegir hasta dar con las adecuadas, las hipotéticamente perfectas y a
eliminar el resto?
. Qué complicado te ponés. A ver,
relatame vos un poco sobre los recuerdos, esos que no se adminstran,
la memoria con volumen y el después.
. No dije eso, dije “la imposibilidad
de medir la memoria con un volumen de almacenamiento”
. Si releés tampoco dijiste eso, estás
haciendo lo mismo que yo con las fotos, elegís las cosas que querés
decir y las vas moldeando, ¿o no?
. Nosotros estamos conversando, ¿qué
tiene que ver con las fotos?
. No, vos estás escribiendo, y lo
aclaro con los riesgos de seguir desvirtuándome como personaje.
. Me sacás del clima Paloma.
. Bueno, contame...
. Pensaba que los recuerdos a veces son
lo que dejó un amor perdido o roto.
. Pero los recuerdos son cotidianos,
constantes. Vos te estás refiriendo a una clase de recuerdo
muy especial, ¿qué se te perdió o qué se te rompió?
. A mí muchas cosas, pero no me hagas
hablar de mí, eso no se hace en medio de un relato. Además yo me
refería a un personaje en particular que quiere recordar a su
padrastro, que quiere apretar el amor, es decir palpar en esos
recuerdos el sentir y no el pensar. Sería como si viese una aguja
pinchar su dedo, pero sin sentir nada.
. Eso tampoco se hace autor, traer al
padrastro de un personaje en medio de un relato.
. De alguna manera me dijiste que
teníamos que hablar de eso, no sé si mostrándome tus fotos y
teniendo en la memoria de la cámara una foto de él. Además es la
primera, y que además es la foto de una foto, ya que lo dice
claramente el reflejo del papel en el visor.
. Ahora sos vos el que arruina tu
historia, el útlimo párrafo es menos poético que cualquier motivo
que me lleve a sacar fotos.
. El amor no debería ponerse viejo
Paloma. Sentarse en un banco de la plaza a convertirse en nostalgia
racional, mirar atardeceres sin dilucidar el momento en que pasa de
amarillo a naranja.
. Pero es inevitable, es el tiempo el
que hace que eso pase, ¿por qué miraste al mar como si él tuviese
la culpa?
. ¿Vos mirás el mar o el océano
Paloma?
. Yo miro el mar.
. El amor viejo mira el océano.
. ¿Y eso del atardecer? ¿Cómo
miraría el amor joven el atardecer? Explicame eso de naranja o de
amarillo.
. El amor joven tendría paciencia,
captaría el olor que van soltando las pizzerías que rodean la
plaza, escucharía el cielo hacerse negro, acechando al sol que se va
desmoronando en la línea agónica del mar.
. ¿Y el viejo?
. Se daría vuelta dejando al mundo
anaranjado haciendo puchero justo cuando abandona el amarillo;
porque ese amor siente culpa, sabe que se va haciendo nostalgia y
sufre, todo lo que nosotros vamos dejando de sentir lo siente él,
carga con ese dolor que de a poco nos abandona.
Paloma saca un papel doblado y
redoblado, deja que la cámara descanse en su cuello y me lo acerca a
la mano, la pregunta que me está por hacer llena de estertor el
aire.
. ¿Sería algo así?
“Estoy absorta, el amor
no debería ponerse viejo.
Lo veo allí sentado en la plaza,
con las venas (casi manos) sobre los muslos, contemplando el océano
en vez del mar; con los ojos secos resquebrajados por el tiempo.
Ahí está, sin esa sensibilidad
insólita. Quizás sí sea posible y ahora son recuerdos
los que contemplo, y
lo hago con la entonación sensorial un tanto
confundida por la sorpresa, como la explicación de una película en
la cual el personaje sí muere al principio y es o no es evidente,
dependiendo de cuánto se analice.
Y se suele creer que desde este
punto llega la calma como una sábana matemática estampada con
problemas resueltos. La razón
nos relata cronológicamente esos momentos despojándolos de vida, la
cual en ese plano parece de juguete. Todo tan prolijo y rectángulo.
Porque es terrible pero quizás sea cierto. ¿El tiempo erosiona un
amor perdido y lo hace música de fondo?
Pero hay amenazas, el amor
se aburre en pleno atardecer, increíblemente se da vuelta, dejando
al mundo anaranjado haciendo puchero. Nos mira con ganas de murmurar
que se ha ido convirtiendo en recuerdo contra su
voluntad, casi que nos pide perdón; irónico, porque a pesar de
haberse hecho nostalgia
no olvida y pareciera que lo consume la culpa. Así se pone de pie
con las manos buscando los bolsillos y anda de banco en banco espiándonos por el rabillo de la noche inevitable.
Y me acerco con una vela que hace
bailar nuestras sombras al ritmo de la brisa, lo hago con claras
intenciones de interrogar a esa quimera mezcla amorfa de Jeckyll y
de Hyde, que parece indeciso por quién se hará dueño de la mitad
pensante.
Pero noto que soy yo con dos
sombras, con la plaza toda enorme, el mar que ennegrece, el tiempo
vomitando tiempo. Así manoteo un aire lento y ausente en pos de
recuerdos que se esconden en la mismísima
escena del crimen, los encuentro agazapados entre el puesto de
helados encadenado al poste y el cantero central. Los recuerdos
le tapan la boca al amor, un
rehén con la cabeza floja apoyada en el hombro de algún recuerdo
en particular que todavía lo cree una amenaza.
Me siento ante los diferentes
silencios de la noche y les señalo el mar con la boca, a todos
ellos, con la única intención de no pasar por intrusa. Los tres nos
quedamos mirando la oscuridad procurando adivinarla, repirando al
compás. “Te estás haciendo vieja”, dicen los recuerdos
aún tapando la inofensiva boca del amor. Y
echamos a reir confundidos, cómplices, intentando no hacer demasiado
ruido para sobrevivir mejor.”
. ¿Vos escribiste eso Paloma?
. Dejá de arruinar tu historia. Yo
también opino como vos y aunque no lo creas lo escribimos juntos,
sé que no sabías por qué lo hiciste en femenino y que te
resultaba insuficiente, pero ahí está, en medio de nuestra charla
de las fotos, ¿qué te parece?
. Que está colgado en medio de algo
que no le corresponde, eso me parece.
. ¿Por eso me preguntaste si lo
escribí yo? ¿Te estabas saboteando a propósito?
. Yo quiero hablar de por qué
necesitás sacar fotos para recordar.
. Yo necesito sacar fotos como vos
necesitás escribir.
. Yo no escribo varias veces lo mismo y después descarto lo que no me gusta.
. ¡Bueno basta! Vos pegás prosas en
tus historias nuevas.
. ¿Me dejás ver las fotos?
. Sólo si admitís que borraste “Puede
que tengas razón”.
. Bueno, ahora dame la cámara.
No quiero que esto se reconvierta en
cuento pero estoy ahora viendo las fotos de Paloma mientras ella
mira el mar enfrascada en lo que yo voy pensando sobre ellas,
disimulando la calma entre arena que se desvanece de mano en mano.
. Mentira, me da lo mismo lo que
pienses, y no disimulo ninguna calma, en todo caso sería disimular
los nervios. Aunque la imagen de “disimular la calma” recae de
cierta forma en el “disimular”...
Se dio vuelta bruscamente para
decirme aquello último, con el enojo pintarrajeado en viento y en
pelos como serpientes epilécticas y brillantes; después respiró
de a poco mientras cavilaba entre la “calma o los nervios”.
. Están lindas las fotos, era un
chiste literario.
. No fue gracioso ¿“Están
lindas las fotos”? Qué feo suena eso autor...
Debo narrar que me robó una inmensa
sonrisa, tal vez porque en esta pausa me veo las piernas cruzadas con
gran esfuerzo y me entibio entero. La observo y la reconozco sin
saber quién es, pero el verbo tiene que ser “reconocer” porque
viene de muy adentro, de ahí donde no importan los “dónde” ni los
“cuándo”.
. Gracias por asumir esa historia con
tu padrastro, la verdad que no sabía de quién era, creo que era por
eso que te estaba buscando y no por todo el tema de las fotos,
aunque admito que es entretenido navegar entre las fotos, los amores
y los recuerdos.
. A veces extraño que me duela, quizás
porque en esos momentos las imágenes sensoriales están más vivas,
pero por otro lado no debería ser así, la música de fondo nos
permite respirar tranquilos. Las pérdidas son así autor.
. Las pérdidas son así...
. ¿En el fondo te gustan las fotos? ¿O
no? Me refiero a las fotos en general.
. Si, lo que me confunde son los
motivos, fuera de lo artístico.
. ¿Te puedo preguntar una cosa?
. Podés elegir tu nombre si querés.
. Evasivo, quizás para la próxima
vez... Paloma, siempre supimos que me iba a llamar Paloma.
Nos despedimos con un abrazo que duró
algo más que seis recuerdos, ella me preguntó eso que quería,
empalagando mi oreja, yo le respondí llorando en la suya. Los amores
viejos seguirán asumiendo los dolores que se lleva el tiempo como
un colador letal e inevitable, Paloma sacará más fotos para
después eliminar las que no le gusten, deteniéndose otra vez en la
que tiene junto a su padrastro, desafiando la realidad. Yo termino
esta historia encantado por su aparición en los intersticios de mi
cabeza; con estas palabras rebuscadas que ensucian la delicada
simpleza de recordar.
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