domingo, 17 de noviembre de 2019

Ser o estar


Soy algo parecido a mi reflejo, la búsqueda en vano y esa mañana en silencio. Me persigo a los tropezones, recreo una historia en mi memoria desinflada. Debo ser aquel miedo con sobredosis de tristeza.

Mentí de nuevo con el cinco de bastos, soy ese peluche lleno de moho por el olvido o las nubes groseras que amedrentan al futuro.

La paciencia que llora mi desesperanza, la duda que asegura, la calma que se arrebata hacia el peligro. Soy todo lo que sobra en un día de seiscientas horas junto al abrazo más tremendo.

La tosudez que arruina poesías, tu amor más posible. Soy la ausencia a los gritos entre arcoiris en blanco y negro.

Una sonrisa apretujada en un frasco de conservas, creo que soy las cuerdas vocales de un fumador de tabaco negro o la mirada extraviada de un asesino a sueldo.

Una resaca cardiovascular que gotea, una rebelión sin coraje ni banderas, soy el manual de instrucciones en un idioma extranjero.

Soy una comparación sobreactuada, un juego de mesa interminable o una caricia retenida en las aduanas.

Por qué no, soy el infinito que se estampa contra un paredón de fusilamiento, la piel que una vez se quedó conmigo, la peor vergüenza de un niño expuesta ante todo el mundo.

La luz amarilla que amenaza el combustible, la nota desafinada que arruina el esfuerzo, soy el sin vos que no quiere estar y lo sabe, una demora de cincuenta minutos o el calendario imperdonable.

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