No sé si prosa, si poesía, si carta, si bien, si mal. Porque quiero poner que te quise como la mona, y sin amparo literario para ponerlo, lo he puesto y lo pongo, ¿ves? “Como la mona”... “Co-mo la mo-na”.
No pretendo redimirme
mediante esta tinta impregnada de domingo y de malvones secos.
Tampoco puedo desearte lo mejor... como si la suerte, la tuya,
pudiese depender de lo que yo quiero.
Yo creo que están
equivocados, esos dicen que los viajes en el tiempo no existen... A
todos ellos les digo: Yo sí que viajo. Si basta cerrar los ojos y
los años salen disparados como chiquillos traviesos. Se requiere
silencio y paciencia, entonces sí, cerrar los ojos pero despacito,
sin hacer presión con los párpados; relajar el cuello y de ser
posible respaldar la cabeza a la altura de la nuca.
(El tiempo entre
paréntesis, y si el tiempo está rodeado, es entonces el tiempo que
pasó, el nuestro. Se hace espacio entre mi respiración tu cara
triste. Cuántas veces la tuve que aguantar, haberte mirado de una
manera al principio para terminar esquivando lo más centrado de tus
iris. Uy, sí, te quise pésimo. Las vueltas en mi cabeza van desde
un almuerzo hasta el sexo reticente. Haberme convencido de que no
valía la pena hacer ese viaje a San Luis, qué provincia más puta,
me decía. Pero qué-más-daba el lugar... Aunque claro, yo ya estaba
en el rol, ese en el que me convencía de que no era culpa mía sino
de la vida, porque el destino no sabía imaginarnos juntos. Tenía
una relación en tercera persona, qué me parió. El tipo que jamás
creyó en el destino, el que se burló de todos los que creían...
sin decírselo a nadie mordisqueaba la idea camino al trabajo, o más
bien el engaño, y pum, al final de la tarde era tejida una
pelea para poder cancelar la cabaña de mierda en Potrero de los
Funes... Bien hecho, hacela llorar otra vez, qué pedazo de hijo de
puta, porque después hacías una pavada cuando no había peligro,
con la cabaña cancelada, con las distracciones de rutina, con el
auto en el garage... y te perdonaban, porque te querían, sin
importar culpabilidades o viajes de fin de semana. Hasta que de tanta
inestabilidad no te quisieron más. Y una vez te miraron sin sangre,
y en silencio pensaste que jugaron a ver quién era el más duro.
¡Vos jugaste nada más! Ella estaba viviendo el final sin ensayo de
obra, perdías para siempre, porque cuando se cerró la puerta de
casa vos te quedaste un ratito más dentro del papel, pongamos dos
minutos, o diez. Pero la puerta no se iba a abrir en versión novela
de las seis, no volvía ni-en-pedo. Y te empezabas a romper de a
poquito, a arrugarte todo, a empaparte de angustia, porque la
tristeza dijo: “No, esta vez paso...”. Te dabas cuenta por una
primera vez farsante, como un tatuaje en el espejo de tu frente, que
la habías querido como-la-mona, y pareció que necesitaste que ella
se haya ido para entenderlo, no sólo habiéndote querido sumamente
bien, sino que a su vez habiéndote dejado de querer de igual manera: Libre, sin miedo... Y el tiempo te trae a este domingo, con días
altos y años bajos, con flashes, recuerdos y tropezones... Bueno,
salí de este paréntesis, abrí los ojos, suspirá y tragá el
gustito amargo que tienen estos viajes retrospectivos, pero sin
quejas... y primera persona de nuevo. Del singular.)
Has visto. Ni carta, ni
prosa, ni poesía... ya ni sé.
Ahora que la soledad es
un sillón comodísimo con vistas a una maceta vacía y muerta... Ah
sí, sigo sin ser consecuente con las pobres plantas, no me sobrevive
ni un cactus con piedritas de colores, qué le vamos a hacer. Decía,
con esa imagen tan acorde voy a hablar como se habla solo. Y sí,
redundante, total ha pasado tanto tiempo desde que escribí mis
primeros versos que escribir bien ya no es prioridad.
Seguí silbando canciones
en los pasillos que suele haber entre la gente, aunque seguro lo
estás haciendo, ¿te das cuenta cómo sigo creyendo que necesitás
mis recomendaciones? Que acaso debería sugerirte que tu candor tenga
batallas justas, que si sos siempre tan buena otros cabrones como yo
van a hacerte grietas por todas partes. Sé que no. No es necesario,
supongo que no es posible que otro se esconda detrás del diario, no
sin los besos que retribuyen, no sin que las noticias parezcan
viejas. Tal vez lo más patético es suponer que te serví de mala
experiencia para que no cometas los mismos errores... ¡Pero no! Dudo
que te “prepares” para querer bien, vos querés y punto, no sé
entonces si sirvió de algo... Si algo sirvió de algo.
¡La pucha! No sólo no
puedo aconsejarte, no tengo nada que decirte (bueno,
metafóricamente). Quizás simplemente vos sos mejor, queriendo
cuando hay que hacerlo, con ofrendas sinceras en el desayuno (en uno
de tantos), y sobre todo en tiempo real... sin necesidad de que un
momento sea recreado en una soledad escondida, ¡cómo pude vivirte
tan forzado! Y vos manipulando nada más que el café con leche o las
tostadas, no las sonrisas o las palabras. Entonces, ¿qué puedo
sugerirte yo-a-vos? ¿Que te cuides de tipos malos? ¿Que no
sobrecargues la bondad y la paciencia? Vas a hacerlo, y vas a ser la
buena, y el otro, malo o no, va a “intentar”, aunque ganes,
aunque ganes casi siempre...
Estarás escuchando
música o leyendo al insoportable de Capote, hoy domingo que no es
más que domingo; imagino que estarás bajo la duda de si ya toca
mate o si más tardecito, cuando su calor te sea urgente. Como que te
sospecho vaporosa, ingrávida; y que si me nombrasen en un charco de
tu vida, dirías cosas normalitas, algunas buenas, otras no tanto.
“¿Si me quiso como la mona?”, tus ojos abiertos ante la
hipotética pregunta... “no me he puesto a pensarlo...”.
sos un groso fjo!! un ejercito de hamsters depilados te aplauden, amo este texto.
ResponderEliminarLos escucho temblar desnudos y sin pelo... escucho con claridad los cacheteos...(hago el ruido para buscar una onomatopeya, pero no che)
ResponderEliminarsiempre es excelente escuchar esto de nuevo...
ResponderEliminarse ha sumado a la lista de,..
Te irías, Recién, De golpe, y mi nº1, Philtrum...
Un genio sos!! (aplausos)
Ay Marian... sin duddas esta caricia literaria me "hace muy contento". Sos la mejor promotora que uno podría querer, voy a agregar un detalle para vos. Después te lo paso :)
ResponderEliminarGracias de nuevo, por pasarlo, por compartirlo, por adjuntarlo, y por todas esas cosas cibernáuticas de las que yo adolezco...
Y otra vez, gracias...y otra...
que detalle y para mi?! la alegria es abrumadora! ahora ya puedo escuchar mis cuentos favoritos cuando trabajo!!!
ResponderEliminarfelicidad...