El hecho de quedarme tieso
mirando con cuidado a la chica que considero más linda, suele
suceder bastante seguido en espacios pequeños. Bajo diversos
factores intento adivinar lo más interesante de su vida: música,
temperamento, comidas, motivos por los que lloraría, motivos por los
que nunca lloraría, cantidad de padres fallecidos, libros o
revistas, nivel de fanatismo por las redes sociales, chicles o
caramelos de menta.
La mirada es fugaz, de
recreación; para todas esas consideraciones ubico mis ojos en el
techo del vagón, en los Entrantes, en el vidrio divisor del cubículo
“Caja de Ahorros” o en el aparatito ese por el que se arrastran
los códigos de barra.
Siempre mi amor es
intenso en estos casos, lleno de unos latidos tipo cuenta regresiva:
Yo tengo el número 6 para la extracción de sangre y no sé cuál
tiene ella porque yo llegué después. Yo voy dos personas atrás en
la cola del supermercado e irremediablemente ella va a pagar con
tarjeta de débito. Yo me bajo en Bogatell y ella de repente se
acomoda el abrigo para ponerse de pie entre Barceloneta y Ciutadella
Villa Olímipica.
Es todo cosa de una vez;
si las encuentro de nuevo en la sala de espera, en el metro o en la
cola de un supermercado, sufro pero por otros motivos, bajo otro tipo
de prosa.
La mayoría de las veces
el momento del abandono exprime un limón en mi estómago, como si
verla alejarse fuese un divorcio prematuro o una deslealtad. Luego me
llaman para la extracción, me traen la cuenta del restaurante o me
preguntan si tengo Tarjeta Cliente, mientras ese violín desafinado y
con tres cuerdas va desvaneciendo esa esperanza de juguete que sabe
que no corta.
Duele casi lo mismo
cuando soy yo quien se adelanta. Bajarme en la estación y ver cómo
se pierde en la velocidad espejada del tren, irme con el algodón
acogotado en mi codo y percibirla como la última y ridícula
oportunidad para ser feliz, recibir el vuelto de 29,15€
convencido de que podríamos volver juntos si nuestras bolsas
fuesen igual de incómodas.
Curiosamente me acuerdo
de muchos lugares específicos, pero las caras se me graban sólo
durante unos minutos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario