viernes, 22 de noviembre de 2013

No te hagas la tonta


Era prometerle algo al tiempo haciendo gancho, olor a lavandina en las orejas, merodear disfrazados la cárcel que nos encierra.

Era azul, pintura fresca, primer círculo de vicios sanos.

Ser creativo, inmune a la soledad que llora, a las caries o a las caricias hipócritas.

Eran pestañas como acueductos embarrados con rimel, las instrucciones para pedir permiso, la curva de una sola carretera.

Eran pelos largos en el sofá, sentir lástima por las liendres, la libertad ambigua de la vela de un barco o de un barco sin vela.

Un sismo de seis grados en la escala “Richmond”, reírse de la goma Eva color manzana, una biblia cromada expulsada de la escuela.

Eran las mismas paletas del ventilador de techos, tres monedas de un real y medio, un canario maníaco - depresivo, azúcar impalpable entre las sábanas.

Era la fuerza de voluntad para rearmar un rompecabezas, lavar a mano la ropa blanca cantando “Gloria, Gloria”, la historia macabra que transcurre debajo de la heladera.

Era un callejón alumbrado nada más que por luces de neón, las diferentes texturas de la manteca, el satélite tapando a la luna, el ansiado motín de las hormigas negras.


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