lunes, 1 de febrero de 2021

Llovió


 

Ella no ha parado de llover en mucho tiempo, atrás varios abrazos. Lejos. Descoloridos. Precisamente en este instante no se detiene a pensar que llueve sobre su ropa cuando la tiende entre los azotes del viento. Quizás no entiende, desconoce, su lluvia la despeina, la inquieta. Ella llueve sin descanso ni explicaciones, con el cariño en Modo Avión se desvela sobre todo cuando está dormida, grita y precisamente en este instante mastica los cereales sorbiéndose los mocos de cada minuto inminente. Llueve de golpe con más intensidad y hace un bollo con un papel, con la factura de la luz, con la nota de devolución de los Reyes Magos, con el prospecto de algún alcaloide, con la tinta de aquella carta que nunca fue. Se sacude en un intervalo que advierte tormenta y sin darse cuenta tira el plato a la basura junto con la cuchara y el camino.

Llueve con ímpetu mirando por la ventana, llueve sobre el piso de baldosas marrones relamiendo las caídas, llueve la paciencia de las nubes que se pasean por su armario, llueve entre el cruce caótico del tiempo y de la tristeza, precisamente en este instante llueve sobre el teléfono que le pregunta dos veces por qué no puede volver a la universidad. Lluevo imbécil, afuera no sé. Afuera qué me importa. Pero le cortan o se corta y ella tira el aparato contra la pared salpicando de agua y de rabia la mesa de vidrio que soporta la ausencia desdeñosa de mantel.

Lluevo, repite bajito como la garúa en que se convierte. Así llueve hasta la noche, pasando por estados varios y varios malhumores, precisamente en este instante llueve sosteniendo la fregona en las manos como a un rompecabezas de cinco piezas. Los pies fríos y empapados, los calcetines pesados haciendo un noble chapoteo sobre la lluvia estancada en las irregularidades del piso y de su voluntad.

Llueve por última vez antes de cansarse bien y del todo. Llovió en el último suspiro antes de ver el sol tibio que alivia los porfines que mandan todo a la mierda. Llovió por vos, llovió por mí, llovió por todos los que precisamente en ningún instante la vimos llover.