La quiso a propósito, bajo cero, a cucharada de crema
que sucumbe entre frutillas.
La quiso a quemarropa, en dolor de risa, según la
necesidad de pintar treinta y tres de espadas, sin amplitud térmica
La quiso de jamón crudo y queso por error queriendo de
jamón y queso.
La quiso a la derecha.
La quiso tras una reja de elastiquines, hasta
hartarse de comer pochoclo, desde el balcón hasta la ventana con un gesto, sin
perder la cuenta.
La quiso hasta que no vuelvan a desatarse los
cordones, hasta no decir hasta el cielo, por la prohibición de los trajes en
los casamientos.
La quiso sin tener que cambiar la yerba.
La quiso con un chicle sabor Infinito, bajo el perfume de un pelo desalmado, con un último
milagro dulce escondido bajo las acelgas.
La quiso con poder elegir los sueños, con pompas de
jabón que no hallan tierra firme, bajo una camiseta que no se ensucia con la
tierra.
La quiso ante un perro que olfatea la mano más sola
que existe, sin llaves ni monedas, en un jabón que no se cae al piso o en un
piso que se barre cuando te das vuelta.
La quiso hacia el rincón del cuarto, sin escapatoria,
contra un respaldo/espalda, con un cigarrillo dentro del cine, en el último día
de escuela.
La quiso desde dos pesos, contra reembolso, diez contra
once, “hasta mañana” pegados con aire tibio, tras cada vidrio empañado que se
dibuja con las yemas.
La quiso en primer plano, ante una oferta “2x1 en
infancias”, ante un clima que te previene desde el ropero, sobre sábanas recién
puestas.
La quiso sobre un columpio que nunca para, sobre su
dosis de calma, entre la arena y el cielo, entre dos panes tostados por fuera.
La quiso por todos los ejemplos que no se me
ocurrirían, con herrores de ortografía, en olor a café y a medialunas, sin
conocer el dolor de muelas.
La quiso entre el perfume de la lluvia y del sol, por
no necesitar tres deseos, bajo el mismo paraguas, la quiso para…hasta…sin.
Según… la quiso por quererla.